Los sectores más feminizados de la economía tienen en promedio salarios más bajos. Además, estos sectores nuclean a la mayor parte de la fuerza laboral femenina: comercio, servicio doméstico, educación y salud emplean a seis de cada diez mujeres y su salario promedio es de $13.850.
Esto contrasta con los sectores más masculinizados: construcción, transporte y comunicación, actividades primarias, y electricidad, gas y agua emplean al 60% de los trabajadores varones y su salario promedio es de $21.504.
Las responsabilidades de trabajo no remunerado que recaen en mayor medida sobre las mujeres afectan sus posibilidades de inserción laboral. En la primera infancia, los/as niños/as son más demandantes de cuidado y esto incide sobre la tasa de empleo femenina, mientras que la de los varones se mantiene relativamente estable.
La contracara de esta situación es la alta tasa de inactividad femenina durante los primeros años de vida de los hijos/as, que desciende a medida que ellos/as crecen.